Imperio sueco

El siglo XVII presenció el ascenso de Suecia hasta convertirse en una de las grandes potencias de Europa, gracias a su participación exitosa, iniciada por el rey Gustavo II Adolfo, en la Guerra de los Treinta Años.

Esta posición se desmoronaría en el siglo XVIII cuando Rusia Imperial tomó las riendas de Europa septentrional al final de llamada Gran Guerra del Norte, que terminó con la muerte del rey Carlos XII en 1718, para posteriormente, separar la mitad oriental de Suecia, anexándose el Gran Ducado de Finlandia.

Historia contemporánea

La historia contemporánea de Suecia ha sido pacífica. La última guerra fue la campaña contra Noruega en 1814. En 1818 ascendió al trono Carlos XIV Juan iniciando la actual dinastía. En 1905, durante el reinado de Óscar II de Suecia se dio término a la Unión personal con Noruega.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el país comenzó a desarrollar su industria y tecnología, llegando a establecer universidades, escuelas técnicas, y empresas de alcance internacional.

Suecia se mantuvo neutral durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial (con la corta excepción de la Guerra de Invierno) y continuó con dicha política durante la Guerra Fría, participando solamente en entrenamientos militares de la OTAN.

Su participación como miembro de las Naciones Unidas implicó desarrollar un rol como mediador en conflictos internacionales como la Guerra árabe-israelí de 1948 y la Crisis del Congo, con fatales consecuencias para los enviados Folke Bernadotte y Dag Hammarskjöld respectivamente.

Internamente ha sufrido la pérdida del Primer ministro Olof Palme en 1986 y de la Ministra de RREE Anna Lindh en 2003, víctimas de atentados en la vía pública.

Suecia ha participado aportando personal y equipo militar en conflictos internacionales como la ya nombrada Crisis del Congo, y últimamente (1999) en Kosovo (KFOR) y en Afganistán (2001) formando parte de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF).