Durante los últimos 5 años, la cantidad de propietarios extranjeros de casas de veraneo suecas, terrenos y fincas ha aumentado en un 36%.
Estas cifras significan, que tan solo en Lantmäteriet, casi 80.000 propiedades suecas son ahora de propiedad de extranjeros. Los que más compran propiedades en Suecia, son los daneses, seguidos por los alemanes, noruegos, estadounidenses y gente de Gran Bretaña. En el último año el mayor incremento se dio con holandeses.
En cuanto a estilos, los agentes de propiedades dicen que los daneses aman las casas antiguas, esas de color rojo con estufas de azulejos y leña. Los alemanes prefieren comprar casas más modernas ubicadas en las afueras de un pueblo.
Los holandeses, viven en un país densamente poblado en Europa, y aquí encuentran vastas extensiones. Todo apunta a que la gente quiere huir de la sobrepoblación, el ruido y la contaminación.
Las grandes extensiones de terreno, o al menos, vivir en entornos más naturales y limpios, con poca densidad poblacional, son ahora la prioridad a la hora de buscar casas. Algunos las adquieren para pasar la mitad del año, otros para vivir de manera definitiva, y una buena parte, para irse de veraneo.
Sea cual sea la razón para mantener una segunda casa, lo cierto es que no me resulta extraño ver que ya todos se están aburriendo de vivir insertos en una ciudad donde todo se restringe, y a veces pareciera ser que hasta aire falta. En las ciudades, por muchos servicios que existan, jamás podrán igualar la tranquilidad y paz que dan los entornos naturales.