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Helsingborg es una de las ciudades con más historia de Suecia, y se caracteriza por sus paisajes hermosos, su cultura, historia, arte y artesanía comunal, además de la producción de alimentos y su sociedad burguesa, por así decirlo. Hay famosos que dicen que tienen casas en esta ciudad, por lo que no sería raro verlos de vez en cuando, y esto es porque hay lugares de alta gama para atender sus necesidades. Ellos son del tipo de personas que no necesitarían tomar un paquete de oferta de esquí. Pueden pagarlo todo.

En Helsingborg hay varios sitios donde comer, y una comida rica de probar, es el tradicional plato de carne de ternera sueco, llamado “Wallenbergare”. Este plato remonta su historia a los antiguos miembros de la familia Wallenbergare, que destaca por su presencia en el mundo bancario mundial. Este plato se puede comparar con un plato de fino filete acompañado.

Dentro del Castillo Sofiero, hay un restaurante gourmet que ofrece los mejores productos locales y los tiene en una buena presentación. Dentro del menú, es normal ver hígado de pato, carne de venado y chanerelles. Ocasionalmente pasan a comer por aquí el rey y la reina de Suecia, recordándonos que en el pasado, el Castillo era residencia de la familia real sueca, pero hoy es una sala de conciertos al aire libre, que por su concurrencia, es mejor aprovechada, ya que mantener un castillo, es bastante caro y por estos tiempos, más complicado aún.

Hay un invernadero público de tomates, que sería bueno pasen a visitar. El vivero se llama Vikantomater, y mantiene 83 variedades de tomates en un invernadero sostenible.

Para alojar, hay unos hoteles de lujo pertenecientes a la cadena Clarion. Esta cadena es dueña del Gran Hotel en el centro de la ciudad, donde a veces llegan los reyes para apreciar su atmósfera vintage, refinada y elegante. Algo que llama la atención de este hotel, son sus bañeras, que van acompañadas de sales de baño de cristal. No es común que los hoteles de este estilo tengan bañeras incluso, lo que lo hace ser aún más valioso, después de todo, ¿quién no disfruta un baño tibio y aromático?.

El Clarion tiene un programa que tiene por fin inspirar a los visitantes, y entre sus propuestas, se pueden ver clases para hacer un café perfecto, para hacer la compra perfecta, conseguir un cambio de imagen total y hasta probar un auto de lujo deportivo.

El desayuno bufé del Grand Hotel, incluye especialidades suecas, como el yogur orgánico, arenques en mostaza y quesos gourmet orgánicos. Hay ingredientes que son los favoritos de los turistas británicos, como los frijoles, los huevos pasados por agua y el jugo de naranja preparado por los mismos comensales en el minuto.

Otro sitio que no se pueden perder, es El Rusthallargarden, un complejo antiguo, pero de orígenes aristocráticos, que está situado en el pueblo de pescadores de Arild. Allí las cabañas privadas tienen el mismo valor que quedarse en el edificio principal y las piscinas, son cubiertas y privadas. Lo que sale de la cocina, refleja el espíritu exigente del chef, que tiene día a día, todo fresco, incluso el yogur y la mantequilla.

Finalmente, para recrear un poco la vista, no dejen de pasar por Magasin 36, una boutique turística con productos artesanales, donde se exponen cerámicas de cristal, ropa de diseño y hasta productos alimenticios. Arriba hay un restaurante con sofás, que es muy cómodo.

El diseño sueco, es algo que podría seducirlos hasta la médula, y un producto exquisito son las alfombras que salen de la industria artesanal, a la que llegan como clientes, incluso la reina de Dinamarca, porque se pueden crear diseños en el mismo minuto.

En el Hotel Skansen en Bástad, encuentran un abierto de tenis, spa y restaurante muy sabroso. No es raro ver por ahí a famosos dando vueltas.

Foto/ Flickr (Paulafunnell)

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