El Consejo Nacional de Prevención de la delincuencia ha encontrado que cada año se cometen más y más delitos en contra de los inmigrantes en Suecia.
La encuesta, muestra que los inmigrantes cada vez tienen menos confianza en el sistema judicial sueco y se sienten menos seguros que la población en general, comparados con los residentes suecos, que se sienten mucho más seguros en general.
Según el estudio, un 16% de los inmigrantes han sufrido actos delictivos, mientras que los nativos de Suecia, han sufrido este tipo de actos sólo en un 11%.
Los inmigrantes también desconfían del sistema judicial sueco, y sólo un 53% de los inmigrantes confía en este, mientras el 61% de los nacionales si manifiesta confianza.
Los inmigrantes, en cualquier nación, siempre van a tener que llegar a adaptarse a la fuerza a un estilo de vida al que no están acostumbrados, y eso ya es chocante tanto para quienes llegan a un país distinto, como para quienes los reciben.
Por otra parte, las diferencias raciales, ya de sola presencia generan un rechazo por el impacto visual que causa el ver a una persona distinta a lo que normalmente se ve por las calles, más todavía en un país donde la raza es bastante homogénea, entonces, ver un extranjero es poco menos que un extraterrestre.
Si a esto le sumamos en ingrediente xenofóbico, estaríamos ante un cuadro desalentador, poco integrativo y carente de recursos para incluir en sus filas, a personas distintas. Hay países donde la multiracialidad nunca ha sido tema, como en Singapur, pero en Suecia, todo es diferente.