Los turistas que visitan Estocolmo, tienen mayores probabilidades de ser estafados, que en cualquier otra parte del mundo.
En Suecia, los turistas son el blanco perfecto para los taxistas sin escrúpulos, algo que nadie pensaría de un país desarrollado, donde aparentemente todo funciona perfecto.
Según un estudio, en Estocolmo, que carguen una tarifa alta no es algo ilegal, pero a la larga, los turistas se han ido resintiendo con esta situación, que cada vez se sale más de control. La reputación de Estocolmo va bajando por este problema, y la popularidad entre los visitantes, también.
Los turistas cada vez se quejan más por las abusivas tarifas de los taxis, y en los hoteles están más que conscientes de esta situación, porque ahí es donde llegan las personas a reclamar. A raíz de este problema, varios hoteles han instalado su propia flota de taxis, para darle garantía a los huéspedes que viajarán en una empresa de renombre, con vehículos seguros y precios estandarizados.
Las principales compañías de taxis en Estocolmo cobran casi lo mismo por los mismos tramos, pero las compañías privadas, pueden cobrar lo que se les dé la gana, y se ha descubierto que un taxi de estos abusadores, puede cobrar hasta 20 veces más de lo que cobra un taxi normal. La ley ampara los cobros abusivos, porque establece que desde que uno se sube a un taxi, adquiere la obligación de pagar, sea cual sea el monto.
La confusión nace a raíz del sistema de taxis que opera en Estocolmo. Unos, son los taxis de las principales compañías, otros son los taxis privados legales, y otros son los piratas, que compiten por los mismos pasajeros.
Por el momento, lo único que queda es informar a la gente que los taxis deberían tener un medidor de tarifa visible, y que es mejor una compañía bien conocida, antes que una privada, que aunque sea legal, saldrá cara. El gobierno intenta regular las tarifas, pero todavía no se llega a acuerdo entre todos los sectores.