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En Suecia, hay varios pueblitos casi desconocidos, y otros no tanto, que se tienen que recorrer y conocer. Entre ellos podemos mencionar:

Gesunda: Un pequeño pueblo situado en la cima de una montaña, que tiene inmejorables vistas de un lago.

Mora: Para llegar a este pueblito que también está al lado de un lago, se puede ir por la orilla del lago Siljan, o seguir la orilla sur del lago, a través de Leksand y Gesunda.

Mora es conocido como el punto final de la carrera más larga de esquí, que existe a campo traviesa, Vasalopp, que empieza a 90 kilómetros de Sälen, una estación de esquí cerca de la frontera con Noruega. La carrera que se inicia en los meses de marzo, es histórica, y atrae a miles de competidores de todo el mundo, incluyendo al mismo Rey de Suecia.

Nusnäs: Esta ciudad lacustre, es la cuna de los caballitos de madera pintados de rojo. Estos fueron tallados originalmente por los campesinos de Dalarna como juguetes para sus hijos, pero como su popularidad creció tanto en el siglo XX, ya hay de estos caballitos por todas partes. En 1939 este poblado alcanzó un renombre internacional luego de ser mostrado en la Feria Mundial de Nueva York, y desde esa fecha, es todo un símbolo del país. Las tiendas están abiertas casi todos los días, excepto los domingos.

Rättvik: Por el extremo oriental del lago Siljan, aparece la ciudad de Rättvik, con sus casitas de madera rodeadas de laderas boscosas. Hay un centro de folclore local, y varias tiendas con cosas hechas a mano.

Si hay algo que un viajero no debería dejar de llevar a su casa, al regreso de un viaje, es un recuerdo de algo artesanal, porque son esos los recuerdos que luego no se encuentran a la venta en cualquier local de la esquina.

Vía/ Fodors, Foto/ Flickr (Rabulist)

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