El Hotel Fabriken Furillen se encuentra ubicado en la península Furillen, en el noreste de Gotland, la isla más grande de Suecia.
Para llegar a Furillen, tienen que pasar por la ciudad medieval de la isla de Visby, que queda a poco más de media hora del hotel. Hay unos trasbordadores que viajan todos los días desde Estocolmo y en el viaje se demoran aproximadamente tres horas. Para llegar a Visby hay vuelos que parten desde varias partes y la demora no es mayor que la que tendrían siguiendo las impresionantes ofertas de esquí que se dan en la temporada alta.
Este hotel es muy llamativo por los efectos visuales que genera su presencia en medio de un paisaje repleto de canteras y formas.
El creador de este hotel es Johan Hellström, que forjó su marca propia viajando a través del mundo, en busca de la foto perfecta. Fue cuando cumplió 40 años que tuvo el deseo de establecerse con su esposa e hijas.
La isla de Gotland ya la conocían, porque habían pasado ahí varias temporadas. Donde otros veían nada más que un terreno estéril, ellos vieron la oportunidad de crear un espacio para la vida, en medio de una cantera de piedra caliza.
En el lugar donde se instaló el hotel, había una fábrica que sirvió como materia prima para remodelar. Se crearon las primeras 5 habitaciones, que en un inicio, albergaron a los amigos del fotógrafo, que llegaban al lugar en busca de inspiración y lugares únicos para filmar. Tan bien les fue, que pronto se ampliaron a 18 habitaciones, utilizando materiales reciclados para construir. El Hotel Fabriken Furillen se extendió muy pronto a turistas extranjeros y nacionales, que comenzaron a llegar atraídos por una especie de moda, sobre todo en los veranos. Desde las habitaciones se puede ver el Mar Báltico o la colina con sus formas casi dramáticas.
Gotland tiene una belleza natural admirable, y las habitaciones de este hotel acompañan al paisaje, con sus tonos gris industriales y sus comodidades, como las camas Hästens de lujo, los televisores B & O y equipos de música, sin contar con las cabinas diseñadas especialmente para descansar.
Como alternativas de exploración, está la aldea de pescadores de Lergrav, o tomar un ferry para llegar a la isla de Faro y conocer cuál fue la inspiración de Ingmar Bergman. También se puede recorrer la península en bicicleta. Las comidas que esperan a los huéspedes en el hotel, están preparadas con ingredientes naturales, algunos cultivados en la huerta del lugar.
Dentro del hotel, hay espacios diseñados para acoger eventos importantes, como el comedor de 115 metros de largo, que puede acoger hasta 120 personas. Este lugar ha sido pensado para atraer grupos.
Vía/ Furillen