En la ciudad vieja existe una amplia gama de arte en exhibición que se aprecia en las mismas calles a través de viejas estatuas, como la de Gustav Vasa en Riddarhustorget, obra de Pierre Hubert L´Archeveque y Gots de Gerard Meyer.
En Jarntorget está la escultura bronce Bejemart Evert Taube, que data de 1985, mucho más nueva que la anterior, que data de más de un siglo. Esta estatua se encuentra ubicada en la plaza de hierro.
Una escultura que refleja ya los tiempos más modernos de Suecia es la echa por Christian Berg, que según se dice, fue hecha a imagen y semejanza de una concha que el artista encontró en una de sus caminatas alrededor de una isla del Egeo, inspirándose también para darle forma, en barcos y velas.
En la Plaza de Malar encontrarán la escultura de bronce denominada La Familia, que refleja la imagen de un padre, una madre y sus niños. Otra escultura que muestra la imagen de un niño también, en Bollhustäppan, es la de un Niño Mirando a la Luna, una de las esculturas más pequeñas que existe en Suecia, hecha inspirada en el insomnio de su creador, Liss Eriksson, quién en sus noches de desvelo se ponía bajo una ventana a mirar la luna. Los que pasan cerca de ella donan dinero con la esperanza que el niño mirando al cielo se abrigue.
Una escultura que refleja ya un ánimo más alegre en su expresión, es la Evert Taube, hecha en granito negro y bronce. Esta estatua lleva un sombrero y poncho y hace un gesto que expresa su deseo de mostrar la belleza de Estocolmo, mientras con la otra sostiene una guitarra. Esta escultura fue un regalo de la Sociedad de Amigos de Evert Taube.
Por cierto existe un sinfín más de esculturas en la ciudad vieja, y ésta es nada más una selección de aquellas que me han parecido más llamativas por sus formas y expresiones.
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