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Las plumas de colores brillantes, en tonos azules, rojos, amarillos y rosa son vendidos desde días antes de Semana Santa, mientras los supermercados explotan sus ofertas de dulces, huevitos y brujas de pascua, anticipando días de gula.

En la cultura sueca, Semana Santa es casi tan sagrada como Navidad, a la que incluso se unen los ateos, aunque las religiones durante estos días, trabajan sin descansar, porque, después de todo, los suecos son tradicionalistas.

El Domingo de Pascua tiene su connotación especial, sin embargo, poco tiene que ver con las creencias cristianas para la mayoría de los suecos.

Las niñas disfrazadas de brujas rememoran el viejo folclor de la cultura sueca, que decía que las brujas volaban con el diablo en Blakulla.

Todo comienza desde el día jueves santo, cuando los niños salen disfrazados a tocar las puertas de las casas, tal como sucede en Halloween, con las caras pintadas y escobas en mano.

Casarse o bautizarse durante esta semana es una especie de tabú, y los más conservadores, todavía miran mal que se tenga un viernes santo sobrio y celebraciones nocturnas.

Por lo menos, los cines abren últimamente, aunque me imagino que las películas exhibidas deben ser de corte religioso, a fin de cuentas, la diversión es mal vista en estos días.

En la víspera de Pascua, las familias se reúnen junto a la hoguera, junto a los huevos y al cordero de pascua, que representan la fertilidad de primavera y el renacimiento del año, luego de un largo invierno. La hoguera es para espantar las malas influencias de las brujas de pascua, aunque otras versiones dicen que es para enterrar los vestigios del invierno.

Vía: thelocal

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